Labarta y Cía era una droguería importante que se localizaba y aún pervive en el Preguntoiro número 41.º. Pagaba al fisco en concepto de matrícula industrial y comercial más de 1.000 pesetas.
Lugín escribe: «En el balcón de casa del Alcalde colocaron la del establecimiento de Gigirey, que rezaba en letras muy grandes, “Pastelería”; en la portada del droguero Labarta pusieron “El Buen Gusto”; “Talabartería” en la tienda de un camisero, y sobre el dintel de la casa del señor Deán la muestra del establecimiento de modas de Gerardo Abollo: “Especialidad en caprichos para señoras”».
La química había despegado y en consecuencia todo aquello que en el XIX comprendía el vocablo drogas. En Santiago de Compostela se fabricaban entre otros artículos el jabón, incluso el jabón denominado de olor; pero otros productos eran importados por los puertos de Ribadeo, Coruña, Muros, Carril-Villagarcía, Vigo...; además de los que llegaban en tren. En la industria finisecular, los farmacéuticos y la Facultad de Farmacia hacían el trabajo de químicos.
Lucindo-Javier Membiela.
*Extraído de la Edición Mayor de La Casa de la Troya, de próxima publicación.